"Llevo tiempo pensando en algo que definitivamente me molesta: la apropiación de símbolos, conceptos y elementos culturales.
Le pregunté a una IA qué es la apropiación cultural y me describió que es un fenómeno social donde miembros de una cultura dominante adoptan o usan elementos de una cultura minoritaria, a menudo marginada. El problema surge cuando estos elementos (como diseños de ropa, peinados, bailes o símbolos religiosos) son despojados de su significado original y contexto histórico para ser usados de manera superficial, lucrativa o "a la moda" por la cultura dominante, sin dar crédito ni reconocer a la cultura de origen. Esta práctica perpetúa los desequilibrios de poder y puede trivializar las tradiciones de las comunidades que han sido históricamente oprimidas.
En la última campaña electoral de la provincia de Buenos Aires, la derecha libertaria utilizó el eslogan “KIRCHNERISMO NUNCA MÁS”. Esto generó mucho revuelo en gran parte de la sociedad y se realizaron muchos análisis al respecto, de los cuales comparto una buena parte. Sin embargo, hay algo que me sigue dando vueltas y tiene que ver con la apropiación cultural.
La derecha toma símbolos y conceptos, se los apropia, los vacía de sentido y luego los utiliza como armas en contra del pueblo. Hay varios ejemplos, pero me detendré en algunos: LIBERTAD, REPÚBLICA, ALEGRÍA, CAMBIO y el COLOR AMARILLO.
Es una barbaridad pensar que alguna propuesta política surgida de las derechas o de los poderes concentrados conlleve algún tipo de libertad. Las ideas de derecha y la libertad se chocan constantemente. Siempre vienen acompañadas de restricciones, quita de derechos, prohibiciones y persecuciones. Y aun así, en Argentina en particular, pero en el mundo en general, hay personas que creen que sí, que las derechas vienen de la mano de la libertad.
No hay forma de que puedan entender que los procesos de derecha, como los vividos en los 70 en Argentina, lo que pasó en la autodenominada Revolución Libertadora de 1955, o lo que se vivió en los 90 en este país, fueron periodos dirigidos por políticas de derecha que esconden, detrás de bellos conceptos, políticas antagónicas al bienestar del pueblo. Este es el claro caso de LA LIBERTAD AVANZA y del presidente Milei. Dicen que pelean por las ideas de la libertad y cada día los habitantes del país tienen menos libertad: los periodistas no pueden trabajar, no se puede manifestarse sin que te repriman, no tenemos la posibilidad de elegir qué comprar, ya que el dinero no alcanza. Esto, claro, afecta a un sector de la sociedad que rápidamente impacta con estas medidas económicas y sociales.
Igualmente, una de las paradojas de estos modelos es que una parte de la sociedad cree que los golpes y la modificación de la calidad de vida o de libertad son para otros, y cuando les llegan, se sorprenden.
En Argentina, el único partido o modelo político que garantiza la plena libertad y sus ideas es el peronismo. Este espacio político garantiza la "Defensa de la vida, la libertad, la propiedad privada y la defensa del proyecto de vida de todos los habitantes de este suelo".
No hay, no hubo ni habrá momentos de mayor libertad que cuando gobiernan los modelos peronistas.
Otro caso paradigmático es que algunas personas creen que república o republicanismo son ideas de la derecha, otro error garrafal. Esto tiene que ver con la forma de comunicar de estos espacios, sumada a la falta de defensa del peronismo de este concepto, que es tan peronista que nos juega en contra.
Las derechas son las que sacan las armas a las calles para atacar al pueblo, las que infiltran las instituciones estatales y de la sociedad civil para destituir a todo aquel que no las deje hacer sus negocios. Es tan burdo esto, que hoy en Argentina la inestabilidad política que vivimos es generada, potenciada y sostenida por los propios miembros de la coalición de gobierno, que se llenan la boca hablando de república. Hasta tienen un partido que se llama REPUBLICANOS UNIDOS, lo cual es casi un chiste en sí mismo. Aquí el peronismo perdió otra batalla.
La palabra república viene del latín res publica, que significa "cosa pública" o "cosa del pueblo". En su esencia, una república es una forma de gobierno en la que el poder no está en manos de un solo individuo (como un monarca), sino en manos de los ciudadanos o de sus representantes elegidos. Aquí otra contradicción: la actual gestión nacional debería gestionar para que la cosa pública llegue a cada rincón, lo que significa que lo público funcione: las rutas, las escuelas, los hospitales, las universidades. Este gobierno, el Macrismo, con De la Rúa, el Menemismo y, ni hablar, los procesos cívico-militares, han abandonado la gestión de lo público para venderlo, tercerizarlo con actores privados, y cuando se ocupan de algo, lo hacen mal; son corruptos, prebendarios e inoperantes.
Nada más lejos de la res publica que pegarle a los jubilados y las jubiladas porque reclaman un ingreso digno, o vetar una ley de emergencia en pediatría, o de aumento de presupuesto para las universidades. No pueden hablar de república cuando despiden a 200 profesionales de la salud mental del hospital Laura Bonaparte, no deberían hablar de república y llevar a cero la obra pública en todo el país, dejando miles de kilómetros de rutas en mal estado, escuelas, casas, represas, etc.
El peronismo construye casas, crea universidades, escuelas, jardines y rutas. El peronismo es republicano; ese concepto es nuestro.
La alegría es una emoción positiva y efímera que surge como respuesta a un evento, una situación o un pensamiento que genera bienestar, satisfacción o placer. Es una sensación de gozo intenso y momentáneo. ¿Se acuerdan de la REVOLUCIÓN DE LA ALEGRÍA? Otro proyecto fallido de la derecha. La alegría es popular, es del pueblo. Es celebrar un nacimiento, es juntarse a festejar la nada misma, es cortar la calle y celebrar un cumpleaños con los vecinos. La alegría popular la genera el peronismo con sus políticas, con la movilidad social ascendente, con las escuelas nuevas, las notebooks, con Chapadmalal y su turismo social. Pero, una vez más, hemos sufrido la apropiación cultural. Vaciaron de sentido el concepto y el verbo y lo destruyeron, y nosotros dejamos que sucediera porque siempre estamos en batallas más importantes.
Uno de los conceptos que más me duele haber perdido es CAMBIO, porque el cambio que propone la derecha es, en términos comunicacionales, para adelante, pero en realidad no es cambio, es ELIMINAR derechos, RETROCEDER en beneficios. Esconde en sí mismo un volver a otros tiempos donde el pueblo, las personas, tenían menos que menos, y los de arriba tenían más que más. Hay tres tipos de cambios: cambiar algo para no cambiar nada, cambiar las cosas para que un grupo de privilegiados tenga más, o cambiar las relaciones y condiciones materiales, sociales, económicas y culturales para que más personas tengan una mejor calidad de vida. Y eso lo hace solamente el peronismo.
Casi para poner un poco de humor al texto, pienso en el color amarillo. Uno de los procesos de derecha en nuestro país asoció con todo éxito la idea de ALEGRÍA - CAMBIO con el color amarillo, un color hermoso que hoy está manchado con las ideas retrógradas de las derechas. Y nosotros, otra vez, dejamos que nos robaran algo tan nuestro. Está en el sol de la bandera argentina, está en los clubes de fútbol y en los sindicatos. Es un color que da vida, que embellece, pero no, la derecha se lo robó. Si voy a una marcha o movilización con algún atuendo AMARILLO, me miran raro. Pero no, hay que recuperar el AMARILLO. La idea de CAMBIO, de REPÚBLICA, de LIBERTAD, son nuestras, son del pueblo, no de las derechas.
Llegando al tema de este artículo, veamos el concepto NUNCA MÁS. Quisieron vaciarlo de contenido y usarlo para una campaña electoral, y la sociedad les dijo NO. Es demasiado. No hay que explicar el significado y el significante que tiene esta frase, hay que defenderla, no dejar que la repitan y usen, y menos de manera tan contraria a las derechas, porque el Nunca Más no es solo nunca más a que desaparezcan personas, al robo de bebés, a la destrucción de la patria; también es a todo lo que representa el proceso dictatorial cívico, eclesiástico, empresarial y militar. En pocas palabras, Nunca Más a las derechas anti-pueblo.
Por eso creo que es momento de recuperar todos estos conceptos e ideas. Es momento de que esta batalla cultural, ideológica, política y social nos encuentre unidos y organizados."
Muy bueno. Soy Tonga!
ResponderEliminar