Tres mujeres que no volvieron a sus casas. Sus familiares, amigos y vecinos salieron a buscarlas. Pasaron tres días y un horrendo final salió a la luz. Me refiero a un final horrendo solo por las tres vidas robadas.
Mucho se habla de lo que pasó; es el tema principal en los trabajos, en los medios, en la calle. Me da la sensación de que en unos días, cuando ocurra algo más, otro tema entrará en la agenda pública y la vida continuará como si nada para la gran mayoría, pero no para quienes las conocieron. ¿Serán algún día los femicidios una agenda política real?
Las chicas eran del conurbano, eran pobres y se movían en círculos que, seguro, eran peligrosos, tal vez mucho más de lo que quienes lean estas líneas se imaginen. Pero eran sus vidas, y alguien o algunos se las robaron. O tal vez fue esta sociedad machista, cruel e insensible la que les robó el futuro.
De seguro, algún individuo será juzgado; tal vez hasta podamos decir que la justicia encontró a los culpables y dictaminó algún tipo de pena: “¡Tantos años de cárcel!”. Pero si esto sucede y los responsables materiales son condenados, aún así, siento que no habrá justicia.
Podemos hablar de “justicia” ¿cuando las chicas no saben si volverán a sus casas? Si piensas que esto les pasó porque estaban de fiesta, o porque se vinculaban con traficantes o narcos, o porque vendían su cuerpo, o porque eran pobres, estás muy equivocado/a. Les pasó porque eran mujeres. A ver si entendemos de una buena vez: las estamos matando.
Cuando el Estado retrocede, lo clandestino avanza con libertad. Ya sabremos lo que pasó o, mejor dicho, se armará un relato de lo que supuestamente pasó: una venganza, o a unos idiotas se les "fue la mano" en una fiesta y las mataron, o cualquier otra barbaridad. Sea como sea, las tres chicas fueron tratadas como un objeto, como si no tuvieran valor alguno, algo que se puede eliminar. Y no fueron solo ellos los que las mataron; fue esta sociedad entera que no entiende o no quiere entender lo que viven todas las mujeres, todos los días. Alguien apretó el gatillo, pero todos generamos las condiciones para que esta atrocidad sea una posibilidad.
Ahora, además de abrazar y contener a esas familias destrozadas, tenemos que gritar “¡Basta!”. Esto se tiene que acabar, tiene que ser una prioridad urgente.
¿Cómo podemos seguir viviendo donde esto que pasó es una posibilidad? La sociedad entera tiene que detenerse y unirse: los políticos, los empresarios, las organizaciones, todos, bueno, todos los que tengan corazón, empatía y una pizca de humanidad en sus almas.
La sociedad acaba de robar tres vidas.
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