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El mejor equipo del barrio.


Yo no comparto la idea de que esta alianza de gobierno se equivocó, de que le salieron mal las cosas, que le erraron a los pronósticos, ¡no señores!, no nos confundamos, son excelentes haciendo lo que querían hacer.
Cuando el Ing. Mauricio Macri Blanco Villegas (M.M.B.V.) decía que contaba con el mejor equipo de los últimos 50 años, no nos mintio, tal vez sea la verdad primigenia, y esto hay que reconocerlo, y hasta felicitarlos por su honestidad, “Gracias por tanto, perdón por tan poco”.
Hace un tiempo, en mí casa, se rompió una de las canillas del baño y tenía una pequeña gotera, caían un par de gotas al día y me estaba molestando, para lo cual tenía que llamar a un especialista, conseguí al mejor albañil del barrio, casi todos los vecinos y hasta de otros barrios lo llamaban, me costó casi dos meses lograr que venga a mi casa a realizar un diagnóstico. Cuando vino, fue al baño, miro, midió, relevo todos los dispositivos del baño, las paredes, las juntas de los azulejos, hasta se fijó como trabajaban las bisagras de la puerta de acceso al baño y las del banitori.
A los días vuelve y me pasa el diagnostico de situación y el presupuesto. Me explico que será un trabajo efectivo, a la larga tendría el mejor baño que pudiera soñar, la gotera es una pavada que se soluciona en dos segundos, pero al mirar todo el conjunto, el baño estaba detonado, es peligroso seguir usándolo, debido al mantenimiento deficiente de los últimos 12 años, se hace imposible seguir adelante, para salir adelante mi familia y yo tendríamos que hacer un esfuerzo y tolerar las dificultadas que va a traer aparejadas la obra. Me informo que había problemas con los azulejos, que se van a caer en cualquier momento, es imposible que se sigan pegados a la pared, todos los artefactos estaban dañados por el uso, no es factible seguir teniendo bañadera, la instalación es inadecuada, básicamente que no puedo seguir sosteniendo una mentira. La lista era interminable, pero Juancito (el Albañil) me dijo que con el trabajan los mejores de los mejores.
Ni bien se fue, hicimos reunión familiar para ver que hacíamos, el gasto y el esfuerzo serían muy altos, discutimos, evaluamos precios por internet, consultamos, la cosa estaba difícil, algunos decían que le demos para adelante, no podemos seguir viendo así, necesitamos renovarnos, cambiar, mejorar, aunque al principio nos costara mucho esfuerzo, y que perdamos calidad de vida “momentáneamente”. Alguien dijo en medio del debate que lo llamemos a Pedro (El Plomero que siempre nos arregló los problemas de plomería) pero el resto lo saco carpiendo diciendo que con pedro terminamos como terminamos.
Al final, por una ajustada mayoría, la familia decidió llamar a Juan quien raudamente se puso a trabajar. Lo primero que hizo fue sacar todos los artefactos del baño, fue muy prolijo, no dejo nada, ni el polvo quedo, ¡estábamos tan contentos! Que buen equipo tenían, vinieron y en dos horas habían terminado. Ahí nos dijeron que lo mejor sería venderlos y comprar nuevos artefactos para el baño, los importados eran de mejor calidad que nacionales instalados. ¡Ya sentíamos que mejoró nuestra calidad de vida! Esa movida hizo que el presupuesto aumentara en un 30%, pero estaba llegando la revolución de la alegría, y alegres pusimos la plata.
Al día siguiente empezaron a sacar los azulejos, pero por cuestiones de agenda, clima y no sé qué otros motivos, dejaron la tarea a medio camino, como siempre Juancito fue honesto y nos dijo las peores cosas de frente y sin anestesia, volvimos a confiar, aceptamos las malas noticias con alegría, igual nos estábamos arreglando con el baño, nos bañábamos en casas de vecinos, el resto de las necesidades las resolvíamos como podíamos, los dientes y las manos en la cocina, pis y caca en baños públicos de la zona o cuando salíamos a nuestras actividades diarias, mi hijo siempre llevaba papel higiénico en la mochila, ¡el baño de la escuela no estaba tan mal!
En medio de la obra, apareció el plomero, Pedro,  cuando se enteró lo que estaba pasando nos quiso hacer entender que estábamos equivocados, que el diagnostico que hizo juan estaba equivocado, que el problema era la gotera y que se solucionaba con cambiar el cuerito. Lo sacamos enojados, le gritamos que por culpa de él estábamos como estábamos, que nos hizo vivir en una mentira, que no trabajó como correspondía, hasta la dijimos que más de una vez se llevó cosas de casa, sobras de las reparaciones que hizo, que nos pasaba presupuestos elevados, alguien nos dijo que tenía un tongo con el ferretero y el del corralón, que todos se llenaban los bolsillos a costa nuestra. Le cantamos las cuarentas, nos cansamos de su actitud, nosotros cambiamos.
Un par de semanas después, volvió Juan con su equipo, ¡que felices estábamos!, ¡tan profesionales!, con ropa adecuada para la tarea, tan pulcros, tan correctos, siempre con una sonrisa, algunos días traían facturas, y todos juntos tomábamos mates, que alegría. Terminaron con los azulejos y nos contaron que encontraron unas manchas de humedad, un caño pinchado, así que a romper las paredes para encontrar la pérdida. Mi hijo me dijo que él vio cuando uno de los muchachos al sacar un azulejo le dio fuerte a la pared y rompió un caño, ¡claro! no le creí, ¿como el mejor equipo del barrio podría cometer tal error?, además siempre me dijeron la verdad así que volví a creer. Esta dificultad hizo que el presupuesto inicial aumentara un 15%. Pero todavía tenía algo de ahorros, no fue un problema.
Reparada la pérdida, comenzaron a trabajar con las bisagras y detalles del baño, como el baño tenía mucha humedad, todos los metales estaban corroídos, ¡otra complicación!, la recomendación de Juan fue cambiar a nuevo el banitori y la puerta del baño, a esta altura llegaron los artefactos del baño, como el dólar estaba en alza y no sé qué paso con las tasas de interés en el país del norte, el costo de ellos subió casi en 300%, no los podía pagar, Juan se enojó, me dijo que yo era un irresponsable como pensaba gastar plata que no tenía. Además de que, como todo sube, él y su gente tenían que adecuar sus honorarios, lo que me pareció más que justo, siempre me vino con la verdad. Yo no sabía qué hacer, llevábamos 4 meses con la obra, la familia estaba molesta, empezaba a flaquear la confianza en Juan. Pero yo le militaba la obra, me peleaba con todos para defender a Juancito, un fenómeno, si me cruzaba por la calle, a los gritos me saludaba, un groso.
En medio de la tormenta, Juan me dijo que su señora tenía una financiera en el barrio, que él podía pedirle que nos dieran un crédito con buenas condiciones para que podamos pagar los gastos que nos quedaban por afrontar. Ni lo pensé, todo para reparar los problemas que me trajo Pedro, ¡que bronca tenía con pedro, tendría que ir a su casa y que él me diera la plata que estaba gastando en reparar el baño, ¡que pedro venda su auto! Me decía para mis adentros, así yo podría terminar mi baño! Hasta pensé mandarle una carta documento intimándolo.
Rápidamente conseguí el crédito, pude pagar los honorarios de Juan, comprar algunos de los materiales que me faltaban, y la vida siguió adelante, la felicidad volvió a casa, los obreros volvieron a trabajar, pero no todo es color de rosas, para poder pagar el crédito, tuvimos que cortar el cable, internet y usar menos el auto, sabíamos que por un par de meses no podríamos ir al cine con los chicos y las próximas vacaciones serian en las playas de la ciudad de buenos aires, esas que tienen sombrillas y arena, ya que la plata que pensábamos invertir en el verano la pusimos para arreglar el baño.
El clima en casa ya no se soportaba, parte de la familia, estaba hablando con pedro, y me traían teorías muy locas, hasta me dijeron que Juan creo todos los problemas, que él hizo su negocio a costa nuestra, que le dio plata a su mujer, que nosotros estábamos endeudados y que perdimos calidad de vida y ni siquiera se solucionaron los problemas primigenios. Estaban locos, como podían decir esas cosas de Juan, tan buen tipo.
Como las cosas estaban muy mal en casa, un día vino Juan con su equipo a trabajar, y la familia muy enojada lo quiso echar, llevamos 9 meses de obra, el baño era un cuarto vacío, los caños nuevos al aire, sin revoque, los artefactos en la cochera, nos faltaban varias bolsas de cemento, cerecita, un pegamento para las cerámicas y estas no llegaron porque no tengo la plata para comprarlas. La grifería que pedimos era muy cara, así que íbamos a usar las viejas, y como tenían el problema de la gotera, Juancito recomendó cambiar el cuerito. En medio de ese caos, Juan se enojó y amenazo con irse dejando todo como estaba. Trate de convencerlo, pero no había forma. Que injustos fueron los de mi familia, ¡Con todo lo que Juancito trabajaba por nosotros, siempre hacia cosas de más y no lo cobraba! En un acto de valentía, decidí vender el auto, a esta altura lo usaba como UBER durante las noches para poder comprar comida y pagar algunas cuentas, al venderlo pude darle a juan la plata necesaria para que se quedara trabajando en mi casa y terminara el trabajo, según él con esa plata concluiríamos la obra.
Mi familia no entiende nada de nada. Juan no término la obra, no lo dejaron trabajar, Pedro seguía molestando, los factores externos hicieron imposible terminar la obra, yo estoy endeudado por varios años, el baño no se puede usar, en casa casi no me hablan. Yo estoy muy enojado con Pedro, su trabajo fue tan malo, que me genero todo este problema. Pero yo estoy feliz que durante dos años, tuve al mejor equipo del barrio trabajando en mi casa.
Cuando Mauricio nos trajo al mejor equipo de los últimos 50 años, tenía razón, el problema es que es el mejor equipo para lograr objetivos que nada tienen que ver con nuestro bienestar, si con los de otros intereses, y en eso son geniales, por eso digo, Mauricio no nos mintió. Son los mejores del mundo.

Lic. Homero Bonafert

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